Corrían los noventa. No llegaba a los diez años cuando entró en casa un flamante Intel 286 que compraría mi padre: 1MB de memoria, disco duro de no más de 50MB, dos disqueteras floppy, varios kilos de monitor de 14″ y un teclado.

Ingeniero en informática por la Universidad de Alcalá de Henares. Amante de la tecnología, de montar y desmontar todo tipo de aparatos eléctricos y electrónicos, y como no, de Linux.

Cinéfilo, seriéfilo y apasionado del ciclismo en carretera.